PUBG vs Fortnite:

Como obras protegidas, los videojuegos no están exentos de ser demandadas por haberlas copiado descaradamente. En este joven sector ocurre que cuando algo funciona a nivel comercial le salen rivales por doquier. Se crea tendencia y los consumidores la abrazan por todo lo alto. Desde el pasado año se ha explotado un concepto de juego llamado «battle royale» que, sin ser realmente nuevo, ha cautivado al gran público gracias a propuestas como «PlayerUnknown's Battlegrounds» (conocido por sus siglas PUBG) y «Fortnite».
Dos títulos distintos en lo estético y que apuestan por diferentes modelos de distribución pero que están unidos por el mismo género, por el cual un nutrido grupo de videojugadores (en este caso, cien) se conectan a internet para disputar intensas partidas. El único objetivo es acabar con vida, ser el último que acabe en pie.Por el camino, es necesario mejorar sus habilidades, recoger objetos y armas que se encuentre a su paso mientras se explora un mundo abierto y se lucha contra otros enemigos. El todos contra todos,aunque existen modos de juego en los que se puede competir en escuadrones.
Lo cierto es que este estilo de juego ha logrado amasar no solo audiencias masivas y una gran comunidad, sino también asentarse como una fuente de ingresos impresionante. Distribuido bajo un modelo «free to play» que implica que la descarga del juego es gratuita pero que contiene micropagos en su interior, «Fortnite» ha sido capaz de generar 300 millones de dólares en abril, según datos de la consultora SuperData, 25 de ellos procedente de sus versiones móviles.
Ha logrado superar las expectativas en poco tiempo y ya acumula más de 45 millones de jugadores, adelantando por la derecha a PUBG, y enfocándose, además, en el mundo de la competición de eSports al prometer un fondo de 100 millones de dólares para financiar torneos. ¿Puede afectar este tropiezo legal a su apuesta por los deportes electrónicos? «No creo. Algo similar pasó con Dota 2 entre Blizzard y Valve y no creo que haya afectado a su desarrollo», responde Sergi Mesonero, responsable de la Liga de Videojuegos Profesional.
Todo un alud de billetes que le ha permitido posicionarse como el videojuego más lucrativo del momento, por delante de superproducciones como «God of War» o «Fifa 18». Con ello, ha desplazado del éxito a PUBG, que hasta hace relativamente poco se llevaba la palma como fenómeno social. Una situación que ha coincidido con el traslado de la rivalidad entre ambas creaciones a los tribunales.
La compañía coreana Bluehole, autora del videojuego PUBG, ha presentado una demanda por violación de derechos de autor a Epic Games, empresa desarrolladora de «Fortnite» con sede en Estados Unidos al considerar que este videojuego incluye muchas similitudes y características de su creación, según desvela el medio asiático «Korea Times». La firma presentó recientemente una orden judicial ante el Tribunal del Distrito Central de Seúl alegando una infracción del copyright al entender que su rival ha copiado su idea. «Los videojuegos son obras protegidas», recuerda en declaraciones a este diario Borja Adsuara, jurista experto en el ámbito digital, quien entiende que «como software de entretenimiento pueden ser objeto de plagio y de piratería». Pese a todo, el hecho que trascienda esta demanda es difícil de predecir en estos momentos dado que se requieren diversos análisis y pruebas que constatan si se ha producido o no una infracción en los derechos de autor.
«No se protegen las ideas sino las expresiones de esas ideas. Para eso hay peritos que razonan si hay plagio o ambos desarrollan una misma idea. En parte tiene que ver con el código, porque el software se protegió como obra literaria escrita en un lenguaje (en este caso de programación), pero también tiene que ver con el plagio en el resultado coincidencias en los personajes, en la trama, etc... como se hace en una novela o en una película o serie no es una ciencia exacta, se da un porcentaje de similitud», sostiene.
Lanzado de manera oficial en julio del pasado año, «Fortnite» se ha popularizado en los últimos meses a nivel global desplazando a un segundo plano a PUBG, que había logrado un éxito comercial durante buena parte de 2017. Cuando debutó el primero, el juego solo ofrecía el modo «Salvar al mundo» en donde los usuarios deben construir fortificaciones y defenderlas. Sin embargo, desde septiembre -seis meses después de su rival- agregó de manera gratuita una dosis de «Battle Royale», lo que motivó un reguero de acusaciones de plagio de mapas e interfaz de usuario. Algo que Epic Games ha negado. Esta situación coincide con la caída en picado de PUGB, cuyos creadores, incluso, admiten en un comunicado no haber logrado superar las expectativas. Problemas de rendimiento, crisis de las trampas y su modelo de distribución le han perjudicado.

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